Carla Gracia Mercadé: «Falta escuchar más la voz de la neurodivergencia»
El diagnóstico de su hijo con TEA (Trastorno del Espectro Autista) llevó a Carla Gracia Mercadé a coger el bolígrafo y dar un papel muy especial a este trastorno, que no es una enfermedad y que necesita de mucho más apoyo social y económico. Así nació Perfectamente imperfecta (Editorial Catedral), una novela tierna y vibrante que, además, llegará al teatro en Barcelona en mayo de 2026.
Sara Niño para InMagazine
IM: ¿Cuándo te decidiste a escribir Perfectamente imperfecta?
Carla Gracia Mercadé: Cuando la vida se rompió. Cuando todo lo que había construido — con esfuerzo, con amor, con miedo también— empezó a tambalearse. Escribir fue mi forma de entender, de sostenerme y de no volverme invisible. También fue una manera de depurar lo vivido y transformarlo en algo más luminoso, algo que pudiera acompañar a otros. No decidí escribir este libro: me salvó escribirlo.
IM: Imagino que en la novela vuelcas toda (o casi) la experiencia personal con el TEA. Pero, ¿has aprendido algo mientras escribías que has aplicado a tu vida?

C. G. M.: He aprendido que la fragilidad no es el enemigo. Que lo más valiente, a veces, es decir: “No puedo más”. También he entendido que no tengo que salvar a nadie. Acompañar no significa resolver ni lograr que todo vaya bien. Mi hijo tiene su propia vida; no puedo cambiar lo que vive ni lo que vivirá, pero sí estar a su lado, sin juzgar. Lo intento cada día, también conmigo misma.
IM: Una madre… ¿Aguanta todo por un hijo?
C. G. M.: Una madre no aguanta todo. Una madre se rompe, se cae, llora en el baño. Y luego, con ojeras y sin haber dormido, vuelve a empezar. No somos heroínas. Somos humanas. Y, desde ahí, desde esa imperfección, nace lo más auténtico.
IM: ¿Cómo es Ruth, la «madre» de Perfectamente imperfecta?
C. G. M.: Ruth es imperfecta y, al mismo tiempo, muy autoexigente. Lleva años intentando ser lo que los demás esperan, sin darse cuenta de que eso la aleja de sí misma. Pero es lo bastante valiente como para abrir los ojos y rendirse a la verdad: hay belleza en dejar de controlar.
IM: ¿Qué vemos de Carla en Ruth?
C. G. M.: Muchas cosas: la mirada crítica, la necesidad de respuestas, la culpa, el humor negro como forma de resistencia. También compartimos el amor incondicional por los hijos. Tal vez yo ya he aprendido a no esconder mis cicatrices; Ruth aún está en ese camino. Pero ella ha aprendido a gritar, ¡y a mí todavía me cuesta!
IM: ¿Y qué no haría Carla que sí hace Ruth?
C. G. M.: Ruth se protege más, se encierra, le cuesta abrirse al amor. Yo siempre he vivido a corazón abierto. ¡No lo puedo evitar!
TEA: un trastorno que necesita más entendimiento
IM: Sobre e TEA, con el que es diagnosticado Martí, el hijo de Ruth. ¿Qué es lo más importante saber para abordar el trastorno?
C. G. M.: Que no es una enfermedad. No hay que “curar” nada. Hay que escuchar, comprender esa manera distinta de sentir y procesar el mundo. Lo más importante es dejar de mirar con lástima o con compasión y empezar a mirar con interés, con curiosidad y respeto. Podemos aprender mucho de las personas con TEA: son puras, y eso es algo que hemos perdido como sociedad.
IM: ¿Hay suficiente apoyo, tanto para el paciente como para la familia, en la medicina tradicional?

C. G. M.: No. Acompañar un diagnóstico de TEA hoy es una carrera de obstáculos: diagnósticos tardíos, listas de espera eternas y una medicina que todavía medicaliza lo que no entiende. Necesitamos un enfoque más humano y menos protocolario.
IM: ¿Crees que se están dando pasos para dar visibilidad al TEA?
C. G. M.: Sí, pero son pasos pequeños y muchas veces estereotipados. Cuando presento a mi hijo, a veces siento que en cualquier momento alguien va a preguntarle cuánto es 367 por 456… Como si el hecho de ser brillante intelectualmente “compensara” lo demás. Las personas con TEA son muy distintas entre sí. Comparten algunas características, pero difieren en muchas otras.
Falta pluralidad, falta escuchar más la voz de la neurodivergencia. Y falta entender que la diferencia no es un problema, sino una forma más de estar en el mundo. ¿Significa eso que no necesitan ayuda? No. Necesitan mucho apoyo porque el mundo no está hecho para ellas. Pero el mundo también tiene mucho que aprender de ellas.
Carla Gracia Mercadé: al teatro en mayo de 2026
IM: ¿Ves Perfectamente imperfecta como una serie o una película?
C. G. M.: Es una novela muy visual, muy activa. Podría convertirse en película o serie sin dificultad. De hecho, ya se está trabajando en su adaptación teatral, que se estrenará en Barcelona en mayo de 2026. Así que… ¡quién sabe!
IM: ¿Estás ya escribiendo nueva novela?
C. G. M.: Sí. Siempre estoy escribiendo. Ahora mismo, una historia sobre jardines secretos, mujeres que heredan silencios y plantas que sanan lo que no se dice. Pero esa es otra historia… que llegará el próximo año 😉.
IM: Muchas gracias y mucho éxito 😉.
C. G. M.: Gracias a ti por dar espacio a una historia imperfecta que, como la vida, a veces duele, a veces abraza… pero siempre merece ser contada.
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