Luis Díaz de Bustamante: «Quería que ‘El viudo’ fuera un viaje emocional»
Un hombre de negocios. Una mujer muerta. Un viudo. Un duelo sin resolver. Ingredientes potentes y una trama atractiva y original componen la primera novela de Luis Díaz de Bustamante: El viudo (NdeNovela). Hablamos con el autor, un hombre también de negocios que ha cogido carrerilla y ya está escribiendo su segunda novela.
Sara Niño para InMagazine
IM: El viudo. ¿Desde cuándo te ronda en la cabeza la idea de esta novela?
Luis Díaz de Bustamante: Llevaba bastantes años queriendo hacer una especie de sátira, ironía, de cómo funciona el mundo corporativo. Una especie de Diario de Bridget Jones, pero con la voz de un hombre y las inquietudes de un ejecutivo de entre 35 y 45 años.
No tenía pensado que fuese una persona que acabase de perder a su mujer, pero hablando con un desconocido en la playa un día me dijo que escribiese sobre un viudo. Mi idea cambió radicalmente, y yo creo que le dio una potencia muy fuerte a la novela porque era confrontar a un protagonista en dos momentos muy extremos: el fallecimiento repentino de su mujer y un momento profesional impresionante.
IM: La novela narra el proceso de duelo de un hombre de negocios tras la muerte de su mujer. ¿Personas «tan ocupadas» tienen más dificultad para aceptar la muerte de un ser querido?
Luis Díaz Bustamante (L. D. B.): Creo que sí porque muchas veces los ritmos corporativos funcionan como defensa para afrontar el duelo. El viudo intenta a toda costa seguir adelante. Creo que el hecho de tener muchas ocupaciones hace que, muchas veces, no tengas tiempo ni ganas ni energía para detenerte a pensar.
IM: Un viudo y no una viuda. ¿Los hombres cuentan con menos herramientas emocionales para el duelo?
L. D. B.: Creo que la muerte afecta de la misma manera a un hombre que a una mujer. Sin embargo, quería que el protagonista fuera un hombre porque me parecía más original.
Creo que los hombres hemos sido un híbrido entre la masculinidad de nuestros padres y la masculinidad de nuestros hijos. Los hombres, cada vez más, intentamos tener las herramientas para integrar esa gestión de las emociones en nuestra vida. Pero también creo que nos queda un camino por recorrer.
El viudo: una novela sobre la obsesión por el trabajo
IM: Este viudo tiene dos hijos pequeños, a los que no les cuenta que su madre ha fallecido. ¿Por qué?
L. D. B.: No se lo cuenta porque, en primer lugar, está en un proceso de absoluta negación y, en segundo lugar, porque en su decisión de intentar seguir adelante comprende que, si tiene esa conversación con sus hijos, le puede desestabilizar en su plan de seguir adelante.

El protagonista quiere proteger a sus hijos, pero también saltar por encima del problema. Y, en ese salto, oculta esa viudedad no solo a sus hijos, sino a todo su entorno. Está totalmente obsesionado con mantener el control de los pocos aspectos que le quedan.
IM: El protagonista es un hombre de negocios que ha pasado más tiempo en salas de reuniones que en su casa. ¿Por desgracia hay mucha gente así?
L. D. B.: Sí, la historia está subordinada a otra historia, que es la obsesión del protagonista por el trabajo. Creo que todos los de mi generación hemos crecido con esto.
IM: Precisamente tú vienes del mundo empresarial, lo conoces en profundidad y lo reflejas en la novela. ¿Qué es lo peor que has visto en este mundo?
L. D. B.: Vengo del mundo de las finanzas, llevo trabajando 20 años en este tipo de estructuras e inicié mi carrera en una Big Four (como el protagonista). Pero en ningún caso quería que sonase como una novela revanchista. Es una cuestión de cultura, también aceptada por los trabajadores.
Muchas veces hemos confundido la entrega con la renuncia a cosas más importantes. Afortunadamente, está cambiando esa cultura; es un mantra que está cambiando. He visto todo tipo de situaciones que, si te detienes a pensarlo con perspectiva, dices: «Eso era totalmente innecesario». El coronavirus cambió mucho en el sentido de que, antes, trabajar en remoto no se discutía. Después, se ha visto que eso era incierto.
IM: La novela está escrita en forma de cartas. ¿Lo decidiste así para ver la evolución psicológica del protagonista?
L. D. B.: Efectivamente. Quería un viaje emocional, una especie de monólogo interior en el que, muchas veces, no sabes si está hablando con su terapeuta, consigo mismo o con su mujer. Poco a poco, ir quitándole las capas de narcisismo, de frivolidad, de clasismo. Quería marcar mucho la evolución del personaje.
Luis Díaz de Bustamante ya prepara su segunda novela
IM: El viudo asiste a terapia psicológica. ¿Cuánto le ayuda esto en el duelo?
L. D. B.: Asiste a terapia, entre comillas. Él solo ha visto a su terapeuta una vez, le ha dicho que una buena idea es exteriorizar sus sentimientos y escribir un diario. El viudo es un hombre tan poco dado a seguir cualquier consejo que le dice al terapeuta que no. Pero le miente porque comienza a escribirlo.
Quería poner encima de la mesa el tema de la terapia porque, ahora mismo, todo el mundo ya estamos mucho más familiarizados con la necesidad de cuidar la mente y entender que el hecho de ir a un terapeuta no implica que seas un demente. Hay mucha más aceptación, pero en determinados círculos corporativos y sociales ir a un terapeuta es más un tema de que estás fatal.

IM: ¿Tuviste claro el final o lo decidiste sobre la marcha?
L. D. B.: No tuve claro el final. Sí que tenía una estructura, pero no tenía muy claro cómo lo quería terminar. Llega un momento de la trama en que estás tan metido que es la historia la que te dice cómo tiene que terminar.
IM: ¿Estás ya escribiendo o pensando en una segunda novela o quieres disfrutar de El viudo?
L. D. B.: Sí, tengo en mente mi siguiente novela. Para mí, ha sido y está siendo un viaje extraordinario que una editorial como Planeta haya dado voz a un autor desconocido como yo.
Tengo una imaginación disparada y cuando me puse a escribir era una necesidad, después de ser un lector toda mi vida. Quise escribir el libro que no encontraba, y estoy muy contento con el resultado. Pero quiero seguir escribiendo y quiero seguir contando historias.
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