«Perdiendo el juicio» (serie): un final con sabor a segunda temporada
Atresplayer ha colgado hace apenas unas horas el último episodio de la primera temporada de Perdiendo el juicio. Un capítulo que te hace estar en vilo hasta el final, y da la vuelta a la tortilla de forma magistral como el bufete liderado por Gabriel (Manu Baqueiro) viene haciendo en todos los capítulos.
Sara Niño para InMagazine
Es el día del juicio final. El día en el que Amanda (Elena Rivera) va a llevar a la cárcel (o salvarla de ella) a su hermana, Daniela (Carol Rovira), acusada del asesinato del que iba a ser su marido, Jaime (Eloy Azorín). El juicio empieza tan mal que parece un caso perdido. Para mayor dificultad, Gabriel es expulsado de la defensa. Un cara a cara entre Amanda, en la defensa, y Sara (Dafne Fernández), en la acusación, tensan la cuerda hasta salir a relucir los secretos más oscuros y dejarnos KO.
¿Segunda temporada de Perdiendo el juicio?
Me ha gustado la serie en general, pero el último capítulo mucho más. Hay dos razones fundamentales: la primera es que el elenco es capaz de interpretar un juicio surrealista sin que me haya sentido defraudada. Sé que no se reflejan los procedimientos judiciales que se siguen en la realidad, pero es una serie y busco que me inquiete e interese. En segundo lugar, me satisface cómo se resuelven las relaciones personales entre los personajes.
Los casos investigados por Amanda, Gabriel y el equipo de Ochoa y Castro se han caracterizado por la originalidad siempre, pero la resolución del «gran caso» en este episodio final ha ido un paso más allá. Ha introducido a la mismísima Sissí Emperatriz en la narración de los hechos.
Perdiendo el juicio emitió su primer capítulo el 23 de marzo, y ha colgado un episodio cada domingo en Atresplayer a lo largo de estos dos últimos meses. ¿Segunda temporada? Ojalá, pero ni la productora ni la distribuida ni ningún medio especializado en televisión han anunciado que esté proyectada una continuación de la serie. Ahora bien: el final tiene sabor más de «hasta luego» que de «adiós». Ahí lo dejo.
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