«Innato», de Netflix: ¿la psicopatía se hereda o se aprende?
Es una de las últimas series de Netflix del 2025, y cuenta con Elena Anaya e Imanol Arias en su reparto protagonista. Innato, además, es un thriller psicológico que, al margen de los asesinatos que muestra, pretende hacernos reflexionar sobre la naturaleza de la psicopatía. ¿Un psicópata nace o se hace?
Sara Niño
Sara (Elena Anaya) es una exitosa psicóloga casada con Aitor (Roberto Álamo) y madre de un hijo adolescente, Sebas (Teo Soler). Una existencia que se tambalea el día que sale en libertad el preso apodado «El asesino del gasoil», quien ha permanecido en prisión 25 años acusado de la muerte de, el menos, tres personas.
Netflix: un fin de año de thriller
Cada vez son más las ficciones policíacas que se estrenan en España. Y es que se trata de un género que gusta, y mucho. Por el juego de adivinar quién es el asesino. Por ahondar en la psicología de este tipo de personas. O, sencillamente, por la tensión que se crea en cada capítulo y que invita a ver el siguiente. El caso es que Netflix, entre otras plataformas, termina el año con algunos thriller como El cuco de cristal o el que aquí reseñamos.

Al tiempo que «El asesino del gasoil» sale de prisión, comienzan a sucederse nuevos asesinatos que imitan la forma de aquel. Todo el mundo piensa que este asesino actúa de nuevo, pero la inspectora interpretada por Emma Suárez no lo tiene tan claro. El que matara hace 25 años, bombero de profesión, manejaba muy bien el fuego, mientras que el asesino actual no parece saber mucho de este elemento…
Innato: ¿cuánto influyen los genes de un asesino?
Sara oculta un pasado que se verá obligada a ir desvelando y que muestra cómo ha intentado por todos los medios borrar su ADN. Primero, su apellido; después, su genética. Ha llegado, incluso, a fecundarse con un óvulo de donante con tal de no perpetrar su herencia genética.
La cuestión que nos plantea, o que al menos yo me he planteado, es hasta qué punto los genes influyen en los comportamientos de un perturbado. Quizá no hay tanto de genética como de aprendizaje de ese comportamiento. Quizá por mucho que Sara lo haya intentado, al final la huella de «El asesino del gasoil» haya quedado grabada. Y aún nos queda el último capítulo. ¡Ya os contaremos!
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