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Pip Williams: «Los diccionarios son tan imperfectos como la gente que los ha creado»

Pip Williams entrevista: Foto: web oficial de la escritora

Pip Williams: «Los diccionarios son tan imperfectos como la gente que los ha creado»

En su última novela, la escritora londinense indaga en la historia del Diccionario Oxford, en cuya elaboración participaron mujeres, aunque no se les dio ningún protagonismo. Por eso, Pip Williams quiere destacar la labor de ellas y, también, ensalzar el poder de los diccionarios, que, como ella misma nos cuenta, son «la culminación de una comprensión colectiva del lenguaje y representan una enorme cantidad de trabajo y dedicación».

Sara Niño, para InMagazine

IM: Además de indagar en los archivos del Diccionario Oxford, ¿qué otras fuentes documentales utilizó para escribir El diccionario de las palabras olvidadas?

Pip Williams: Leí varias historias y biografías relacionadas con el Diccionario Oxford y su editor, James Murray, pero estas, como siempre ocurre, solo ofrecen una historia parcial. Es la historia de un hombre. Es la historia de lo que fue incluido y lo que no. Para comprender el resto de la historia, he leído análisis feministas sobre la elaboración de diccionarios y he indagado en los archivos del Diccionario Oxford.

Además de encontrar muchas de las palabras que habían sido excluidas, encontré fotografías, cartas y artículos de periódico. También encontré discursos sobre el Diccionario y menús de la cena que se celebró para festejar su publicación final. Tuve acceso al plano de los asientos y me di cuenta de que no se había invitado ni a una sola mujer, a pesar de que muchas trabajaron en el Diccionario durante décadas de su vida.  Todas estas cosas llenaron lagunas en la historia y me ayudaron a contar una historia diferente.

IM: ¿Qué significan las palabras para usted?

Pip Williams: Las palabras son herramientas, y me encanta que puedan ser utilizadas de forma diferente por distintas personas. Me encanta que la lengua inglesa responda siempre a las necesidades de las personas que la hablan, que sea una lengua viva, en constante cambio. Me encanta que las personas con menos poder en la sociedad puedan utilizar un idioma y hacer con él cosas extraordinarias. Me encanta que los jóvenes manipulen el lenguaje de sus mayores para enfrentarse y confundir. Me encanta el poder de las palabras y frases para unir, desafiar y cambiar —MeToo; BlackLivesMatter; acción climática; covidiot— Dicen quiénes somos y lo que importa en diferentes momentos de la historia.

IM: En la novela ha incorporado personajes ficticios y reales. En el caso de Edith Thomson (Ditte), ¿qué le llamó la atención de ella para que quisiera que saltara de la realidad a la ficción en esta historia?

Pip Williams: Esme, su padre y Lizzie son completamente ficticios, la mayoría de las personas que trabajan en el diccionario son reales, y Ditte es una versión ficticia de una mujer real llamada Edith Thompson. El dilema que se me planteaba era si nombrar o no a Edith Thompson: participó en el Diccionario desde la letra A hasta la letra Z y, sin embargo, se escribe muy poco sobre ella en la historia oficial. Lo que sabía de ella era interesante y relevante para la historia que estaba contando. En la novela se convierte en la madrina de Esme. Por supuesto, esto no se corresponde con la vida real, y todo lo que he escrito sobre su relación es pura ficción, pero creo que es fiel a la Edith que llegué a conocer durante mi investigación.

Hasta el momento en que el libro fue a la imprenta, me debatí entre ponerle un seudónimo, por si acaso, para evitar críticas. Al final, decidí que quería que la gente conociera a Edith Thompson y su papel en el desarrollo del Diccionario. Dejé que conservara su nombre real porque no quería que pasara desapercibida y no podía soportar eliminarla de mi historia. Pero para dejar claro que la relación entre Esme y Edith es obra de la ficción, dejé que Esme le pusiera el apodo de Ditte. 

IM: ¿Hay algún personaje con el que se sienta especialmente identificada?

Pip Williams (P. W.): Con quien más me identifico es con Esme, aunque somos distintas. Sí compartimos un carácter introvertido, el interés por los idiomas y un padre extravagante que nos adora. Como Esme, soy más propensa a escribir sobre las cosas que son importantes para mí que a gritarlas en la calle, aunque creo que ambas cosas son necesarias para el cambio.

IM: La elaboración de la primera edición del Diccionario Oxford es la trama principal, pero también hay una trama de fondo: la historia personal y familiar de Esme. ¿Cómo construyó este personaje?

P. W.: Puse a una niña debajo de la mesa de clasificación donde se definían todas las palabras de la lengua inglesa, y luego dejé que una sola palabra cayera en su regazo. Me pregunté cómo le afectarían las palabras que había en ese lugar, y luego me pregunté cómo le afectarían a ella las palabras a medida que crecía y se convertía en mujer. Esto es todo lo que hice, escena tras escena, siempre reflexionando sobre lo que estaba ocurriendo a su alrededor (el movimiento por el sufragio femenino y la Primera Guerra Mundial) y cómo su comprensión de las palabras podría influir en sus acciones

IM: ¿Cree que los diccionarios ya no son tan útiles como antes y que subestimamos el valor de las palabras?

P. W.: Creo que los diccionarios son extraordinarios. Son la culminación de una comprensión colectiva del lenguaje y representan una enorme cantidad de trabajo y dedicación. Cumplen su función: decirnos qué significan las palabras. Pero ya no creo que sean los árbitros de la verdad absoluta. Son tan imperfectos como los humanos que los han creado y es importante cuestionarse quién ha contribuido y quién no para entender lo que falta.

También es importante recordar que los diccionarios siempre están un poco desfasados porque la lengua evoluciona constantemente. Esto es algo que debemos tener en cuenta cuando nuestros hijos utilizan palabras de formas nuevas e innovadoras: que su uso no esté en el diccionario no significa que sea incorrecto. Si se trata de un uso compartido puede que merezca la pena entenderlo o, de lo contrario, quedarse en la ignorancia.

IM: ¿Podría convertirse El diccionario de las palabras olvidadas en una película o serie de televisión?
Cubierta de "El diccionario de las palabras olvidadas". Foto: Maeva
Cubierta de El diccionario de las palabras olvidadas. Foto: Maeva

P. W.: Sí. Se han vendido los derechos y hay planes para convertirlo en una serie.

IM: ¿Qué nos puede contar de su nueva novela, La encuadernadora de Jericho?

P. W.: La encuadernadora de Jericho recorre las mismas calles que El diccionario de las palabras olvidadas, y puede que algunos personajes resulten familiares, pero se trata de una parte diferente de la historia, vista a través de los ojos de una mujer muy distinta. Se trata de un libro sobre el conocimiento. Sobre quién lo crea, quién tiene acceso a él y qué se pierde cuando se retiene. Trata de dos hermanas gemelas, Peggy y Maude, que trabajan como encuadernadoras en la editorial Oxford University Press y viven en Jericho, una de las zonas más pobres de Oxford.

Peggy es inteligente, ambiciosa y sueña con estudiar en la Universidad de Oxford. Pero su clase y su género la excluyen, y cuando la sorprenden leyendo las páginas que está preparando, le dicen que su trabajo es encuadernar los libros, no leerlos. Maude, sin embargo, es feliz con su trabajo. Es extraordinaria, pero vulnerable, y Peggy tiene que cuidar de ella. Cuando estalla la Primera Guerra Mundial, aparecen grietas en el orden normal de las cosas. Lo imposible empieza a parecer posible y todo cambia para las hermanas.

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